sábado, 27 de abril de 2013

Buenos hábitos desde pequeños


La llegada de un nuevo felino a casa va acompañada de un deseo común: tener un gatito adorable y bien educado.Sin embargo no siempre se tienen los conocimientos necesarios para hacer cumplir este deseo.
Cabe preguntarse, ¿es posible educar a un gato? Y la respuesta es definitiva: ¡¡SÍ!! Aunque para que todo sea sencillo con nuestro nuevo amigo, es imprescindible una adecuada elección y unos buenos y firmes métodos de enseñanza.
Algunos puntos a tener en cuenta a la hora de la elección del gatito:
. El periodo de socialización de los gatos va de la segunda a la séptima semana de vida, por eso es importante que durante este periodo de su vida haya estado en contacto con humanos y se haya socializado lo más posible.
. Si conocemos la procedencia del animal, sabremos la interacción de ese gatito con otros animales y personas, y nos dará idea de si está socializado o no.
. La experiencia de los componentes de la familia en el trato con felinos es importante. En caso de no tener experiencia debemos apoyarnos, aún más, en el veterinario.
. Podemos hacer pequeños test para comprobar su temperamento:
a. Miedo, observando:
.La reacción del animal a personas desconocidas.
.Su respuesta a ruidos intensos.
.Si presenta conductas excesivamente sumisas.
b. Excitabilidad:
.Llevarlo a un lugar tranquilo y observarlo.
.Sentarlo o tumbarlo durante 30 segundos.
c. Resistencia a la manipulación
.Llevarlo en brazos.
.Rodear su hocico con la mano.
.Cortarle las uñas.
.Cepillarle el pelo.
d. Sociabilidad:
.Cogerle y acariciarle.
.Dejarlo solo y llamarlo.
Si hemos elegido un animal adecuado, con “posibilidades”, es el momento de ponernos manos a la obra para la adquisición de buenos hábitos y evitar la aparición de problemas. Para ello debemos:

1. Proporcionar el mayor número de estímulos:
a. Todo tipo de seres vivos: niños, bebes, jóvenes, adultos, con y sin barba, gafas, gorras… otros animales, y, como no, el veterinario, han de entrar en contacto con nuestro nuevo amigo, sin forzar las situaciones, premiando los avances, y como remarcaremos muchas más veces: SIN CASTIGOS FÍSICOS.
b. Todo tipo de ambientes y objetos: coche, transportín, aspiradora, juguetes mecánicos (trenes, coches…), clínica veterinaria…
2. Acostumbrar al animal a todo tipo de manipulaciones: cepillados, caricias, corte de uñas, baño, administración de fármacos… de forma paulatina, sin brusquedades, dedicando el tiempo necesario a que acepte las rutinas, las manipulaciones, sin forzar y sin que se presente oposición de resistencia.
3. Educación básica: enseñaremos al animal aquello que pretendemos que cumpla… teniendo en cuenta que los felinos no tienen el “grado de sumisión” y aceptación de educación que el perro.
La educación no debe hacerse esperar; debemos comenzar con “las clases” desde el mismo instante en que el gato llega a su nuevo hogar. Cuanto antes comencemos con las pautas educativas, antes obtendremos los resultados.
Podemos utilizar premios igual que con los cánidos (asociar el premio a la acción deseada) y debemos tener muy presente que un gato no aceptará las voces altas ni los castigos (y mucho menos los físicos, sí, insistimos una vez más...)
Si a pesar de una adecuada elección, de nuestros esfuerzos... surgen problemas, no hagamos caso a “presuntos expertos”, apoyémonos en los profesionales, ellos nos marcarán las pautas, corregirán los errores y nos ayudarán a conseguir que nuestro amigo adquiera los buenos hábitos deseados.
Y, por último, tengamos siempre presente que aproximadamente el 15% de los gatos son “resistentes” a la socialización con las personas.

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